sábado, 31 de diciembre de 2011

Porque soy así

Nota de la autora del blog: Estoy desesperada. Anoche casi no he dormido.
  Ayer, amaneció nublado, fresco, lento. Todo el día me pareció que volvía a cubrirme esa sensación tibia como cuando -ya hace tantos años- en los veranos después de rendir mis materias, un temporal me llevaba a acurrucarme en la cama, a solamente leer un  libro. Nada más. Ah sí, y tomaba café.
  Me entusiasmé escribiendo el blog; volví a leer lo escrito. Me gustó. Volví al cuaderno a buscar otro texto para subir. Uno fechado año 1967: “El incendio”  me atrapó el fuerte y colorido retrato del campo y la idea de relacionarlo con un incendio que vivimos- “Peligraron Casas por Incendio” (La Voz del Interior año 2006)- y en esto estuve un largo rato. Me quedaría bonito. Anoté las ideas. Tan organizada yo como siempre. Pasó bastante tiempo. No sé. Algo le faltaba. Tenía que mejorarlo. La nota del diario era muy convincente. La buscaría. Ya era tarde. O temprano a la mañana. No sé. Al final decidí terminarlo más tarde.
 No pude dormir casi.  Me despertaba recordando frases y lugares. Las escribiría. . Me volvía a despertar escuchando las palabras leídas. Las escribiría. Escribiría los textos. Buscaría mis anotaciones. No, mejor volvería a leer el cuaderno. Sólo tendría que transcribirlos. Pero… y si no los encontraba más? No. Me estaba haciendo mal no ir a trabajar. Me levanté,  busqué el cuaderno y lo abrí. Hoja por hoja. Hoja por hoja. Qué decía? No sé, no sé, me puse tan nerviosa. Ese cuento tenía que estar. Si veía mis notas, ahí al lado nomás. Todo lo que había pensado escribir… No. No estaba. No estaba. No. Ese cuento no estaba. Y ahora? Qué  pasaba? Qué me pasaba a mí? Tengo que volver a ir a trabajar. Si, mi horario, mi rutina, mis obligaciones, el cansancio, mis jefes, las exigencias, las injusticias, 34 años ahí, eso lo sabía. Era preferible. Sí. Tengo que volver a ir a trabajar.
  Me tengo que tranquilizar. Seguramente a la mañana todo va a estar bien. Ya no me animaba a abrir el cuaderno. Con miedo, abrí el blog… Y allí estaban. Los volví a leer para asegurarme. No sé. Allí  estaban tal como los había publicado. Se habían salvado. Yo los había salvado? Qué estoy pensando? No puede ser que esté pensando esto. Y los que no estaban? Podría  volver a escribirlos? Si no eran míos. Ya transcribirlos no podía no los tenía. Pero yo los recordaba con tantísima claridad… Sería plagio? Qué tenía que hacer exactamente? Tengo que volver a ir a trabajar. Si. Si. Tendría que ir, corroborar que todo quedó en orden, bien guardado, las plantas regadas…
  Ahora sí reconozco que  ese día  presentí que no debía ir a La Lomita … Allí adonde vi esa nenita de ojitos caprichosos que me clavaron con la mirada, y parecían interrogarme…cuestionándome algo, que yo no entendía. Estaba sentadita en las piedras, con una remerita a rayas grandes, rojas,  azules y blancas, un pantaloncito vaquero  arremangado –como el que usa mi nieta-y unos zapatitos con tiritas, marrones, bastante gastados, raros, como con suela de goma. Tenía flequillito, una vinchita roja en el pelo y parecía que hubiera estado jugando por allí hasta recién, y que así nomás, porque sí, se hubiera detenido a mirarme.… el día que encontré el cuaderno. Si, lo presentí ...

  Ahora estoy un poco mejor. Lo puedo contar. Y sé que me creen. Si no, no estarían acá leyendo esto. Por eso voy a salvar esos textos, esas palabras. Como ellos –y su autora-quieran. A su manera. Lo entendí. Nos necesitamos. Los necesito.  Está bien. Está bien. Acepto. Comenzaré nuevamente. Como quieran. Todavía no volveré a trabajar…



Porque soy así
Porque soy así
es que tengo que partir.
Y dejar la puerta abierta
por si me quieres seguir.

Porque soy alma que juega
mientras vivo una ilusión.
Porque tengo mil poemas
escapando para vos.

En tu desierto hostil
ya no cabe mi jardín.
Y la noche de tu vida
va apagando el sol que doy.

Entre edificios de gris
gira  tu mundo,
y tus sonrisas se opacan
siempre tristes de humo.

Porque soy así
mil veces tu nombre escribo,
y me siento pequeña aún
solo viendo atardecer.

Una lágrima por vos
queda mojando lo nuestro.
Una puerta abierta dejo
por si me quieres seguir.

Octubre de 1976

jueves, 29 de diciembre de 2011

no hay lugares parece...

Nota de la autora del Blog: Luego de haber subido “Nuestra partida”, sucedió algo muy extraño; algo más, sí, desde aquel día en La Lomita, cuando encontré el cuaderno: Quise escribir algunos cuentos que había leído y me habían gustado y que por falta de tiempo, “el mío” no trascribí. Busqué y busqué hoja tras hoja, y no los encontré; solo podía recordarlos, con tantísima claridad, pero no estaban las palabras escritas. No sé, les juro que recuerdo los lugares, los colores, los perfumes, los sentimientos y las emociones allí descriptos, podría escribirlos igual… podría? No sé… no sé…no debería …En cambio,  me encontraron  estos simples, no sé si alcanzan a ser versos, tironeándome para que los subiera al blog y así lo hice. Ahora, no me animo a volver atrás para ver si aún están escritos en el cuaderno…Por eso, ahí van juntos, liberados, cuando su autora decidió hacerlos libres…

No hay lugares parece,
o son todos los rincones,
donde mi alma se halla transparente.
Porque estoy y no estoy en esta tierra
Porque vivo y no vivo entre la gente.
Ni el espacio ni el tiempo ya me encierran.
Y camino llevando mil preguntas
Buscando la respuesta de mi Ahora.

Sin título, sin fecha


Alas prisioneras
 Escapo en mágico papel, a escribirte,
prisionero tras las rejas que tú ves y que no están.
Es tu nombre en música que oyes
no las voces ni el acero de la gente.
Son mis pasos murmullos que amanecen,
no los gritos sin fe
y con desespero.
Es mi mano que espera que la tomes,
no la guerra que con tu alma otras taladra.
Es la vida, el sol, y mi mágica paloma,
Que atraviesan las cadenas
Que tú ves y que no están.

Sin  fecha


Qué más
Qué más puedo hacer,
Que escaparme,
Entre las páginas viejas de un libro, de un cuento.
Del mundo.
Sólo tengo la fuerza ilusoria de imaginarme,
de imaginarme.
Sólo tengo las palabras que ayudan
 a desahogarme.
Sólo tengo un cielo abierto
Que basta para morirme…
Junio 1976

Gracias
Gracias Señor por lo bueno no vivido
porque así sigo esperando,
y hacia ti
mi tiempo es peldaño.
Que no quede en alguno
 por creerlo el último
ni acabe mi tiempo sin haber llegado.

 Nov. 76


Seré Mañana
Mañana mar
Mañana cielo
Mañana pampa
Mañana siglos.

Camino por tu fino horizonte de vida
Sin cruzarlo nunca.
Solo al borde de tus soles y tus sombras me dejas pasar.
Y mis pasos hacen eco sin llegar…

Dejaré mi vida en sonrisas, en poemas,
Y encenderá mi alma en el beso de la cruz.
Cuando nada
Seré todo, lo sé.
Cuando nada,
Mar, cielo, pampa, siglos,
Infinito mañana seré…


Nuestra partida

Nuestra partida

  Fue entonces que decidí partir. Suspiré, tomé un pedazo de noche, junté mis lágrimas desparramadas por el jardín, dejando las personas de mis cuentos, las ilusiones escritas en mi niñez. Quedó mi campo, las hojas, los árboles, el viento… Va quedando atrás esa realidad que aún llevo en mi mente hecha sueño. Va creciendo de a poco el camino tendido trás de mí, puente que me va alejando ya…
  Palabras mudas, gestos vacíos, no creen. Cárceles para mi Yo. Sus corazones ensordecidos no escuchan mi voz, mi risallanto. No quieren.
 La televisión chirriante se desliza por debajo de mi puerta, invade mi diálogo. Palabras duras, palabras de error, palabras de orgullo; palabras que nos hicieron bestias, vencieron nuestra paz.
  Por eso soy nadie allá. Soy nadie entre nosotros. Un nadie que  se lleva el peso de un amor propio dolido.
  La noche tinta mi alma sonámbula de negro, y el camino no es más camino sino un pedazo de espacio que me traga poco a poco a otro tiempo.
  Por debajo de la puerta, del aparato, voces turban mi charla, casi dormida.
  Hombres somos todos, palabras inconscientes que logran trepar  y saltar a herir…
  Hombres somos todos: la loca Ira nos enreda, no perdonamos.
  Hombres ignorados, sin nombre,  huímos.  Huímos una noche. Abrimos una puerta, un pedazo de noche y decidimos partir…


     Del cuaderno “cosas que se me ocurren”
     Fechado abril de 1976